Existen olas devastadoras que arropan el calzado de nuestra fe, dejándonos al desnudo ante la decisión de creer, barcas que en su inestabilidad nos encierran entre las paredes de la paciencia y nos ahogan en el huracán de la prueba, pero luego te das cuenta que unos pasos más adelante existe alguien capaz de rescatarte. ¿Te arriesgarías a caminar sobre las aguas, o te quedas en la orilla anclado a la comodidad de la barca?