La oración nos hace cómplices del cielo. En la oración Dios conoce el sentido de nuestras lagrimas, el latir incesante de nuestro corazón. Ora para acercarte al trono de Su gracia, para encontrar descanso en Sus respuestas, para ser transformada en el proceso, para verlo por quien El es, no por lo que puede darte. Oro porque confío aun cuando no entiendo, porque le amas aun cuando reta tu definición de lo que es bueno.