Caminar con Jesús significa rehusarse a querer tomar atajos o transitar por otras veredas cuesta abajo. Caminar de Su mano es equivalente a vivir una vida con intención, con la idea de dejar huellas perdurables y de ser la causa por la que otros quieran fundamentar una relación viable con Él. Caminar con Jesús es reconocer el poder exorbitante que se manifiesta en nuestra vida cuando le amamos sin reservas.