Su paz es sinónimo de estabilidad; en ese momento no subestima su poder, tan solo prueba tu fe. Y aún no lo sientas, ya sea que lo único que escuches sea el respirar de su silencio, Él está. ¡Confía! Con tan solo un susurro de su fe y un toque de su poder tu vida puede cambiar. ¡Decide creer, remonta tus alas a la fe!