
Sign up to save your podcasts
Or


En 1976, en Madrid (España), nacía David Manso. El gran amigo a la distancia que me regaló la vida. Que no por estar lejos no me conoce como a nadie, ni se niega al ingenio de postularse cercano.
David: El de los ases y los ángeles, escondidos bajo la manga. Pero nunca indiferentes, ni lejanos, ni rendidos.
Bastó un poema (el que les traigo), de su libro "Corazón de espinos y amapolas", para ponerme en su bolsillo y entender (¡bienaventuranza!) que hablábamos el mismo lenguaje.
Después todo fue -y sigue siendo- adentrarme en sus páginas, una y mil veces, y observar desde allí un paisaje de versos y haikus, por demás de bien logrados e impolutos.
Que aunque vayan y vengan sobre el dolor y el cansancio de estar vivos, y la sensualidad (o los espinos) de lo que acechamos o nos acecha (amapolas), son conscientes de que nuestra victoria quizá no sea otra cosa que seguir vivos.
"Y estoy triste, ya lo sabes,
porque en algunos momentos,
huyendo de lo mundano,
quisiera meterme dentro,
formando un apretado ovillo,
pero ya no puedo hacerlo".
Te envío un enorme abrazo de oso, querido, Amigo. Gracias por recordarme el dolor que siento y el amor al que aspiro.
By 💓 Agustina FerrandEn 1976, en Madrid (España), nacía David Manso. El gran amigo a la distancia que me regaló la vida. Que no por estar lejos no me conoce como a nadie, ni se niega al ingenio de postularse cercano.
David: El de los ases y los ángeles, escondidos bajo la manga. Pero nunca indiferentes, ni lejanos, ni rendidos.
Bastó un poema (el que les traigo), de su libro "Corazón de espinos y amapolas", para ponerme en su bolsillo y entender (¡bienaventuranza!) que hablábamos el mismo lenguaje.
Después todo fue -y sigue siendo- adentrarme en sus páginas, una y mil veces, y observar desde allí un paisaje de versos y haikus, por demás de bien logrados e impolutos.
Que aunque vayan y vengan sobre el dolor y el cansancio de estar vivos, y la sensualidad (o los espinos) de lo que acechamos o nos acecha (amapolas), son conscientes de que nuestra victoria quizá no sea otra cosa que seguir vivos.
"Y estoy triste, ya lo sabes,
porque en algunos momentos,
huyendo de lo mundano,
quisiera meterme dentro,
formando un apretado ovillo,
pero ya no puedo hacerlo".
Te envío un enorme abrazo de oso, querido, Amigo. Gracias por recordarme el dolor que siento y el amor al que aspiro.

197 Listeners

61 Listeners