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Desde la Diócesis de Tui-Vigo, a través de la Vicaría de Pastoral y la delegación de Medios de Comunicación Social, te proponemos este itinerario de espiritualidad para rezar con el Evangelio de cada día desde la Cuaresma hasta Pentecostés.
Reflexión escrita por el sacerdote diocesano Ángel Carnicero.
Música © Mingos Lorenzo.
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¿Cuál es la ofrenda que más agrada a Dios, nuestro Padre? Siendo un poco gallegos podríamos responder a esta pregunta con otra: ¿Qué es lo que más agrada a nuestros padres? Pues ver a sus hijos compartiendo su vida, en una intensa, cordial y fraterna unidad. Pues exactamente lo mismo sucede con Dios.
En este tiempo de cuaresma, los cristianos hemos de estar atentos a una frecuente tentación: la pretensión de vivir de cara a Dios, dando la espalda a algunos hermanos. Esta actitud invalida nuestro culto. A veces corremos el riesgo de pretender revestir de devoción nuestra vida a base de actos piadosos, sin atender a las relaciones interpersonales. Dejamos la ofrenda en el Altar de Dios al mismo tiempo que abandonamos a los demás en las cunetas de la indiferencia, la crítica o el rechazo.
Ojalá nos atrevamos a dar un paso más en la dinámica de la reconciliación desde el heroísmo de lo cotidiano: tender la mano, ofrecer o acoger una disculpa, rehacer algún vínculo, mirar con misericordia o restablecer alguna relación perdida. Entonces nuestra Cuaresma será un auténtico camino de Vida Verdadera.
By Diocese Tui-VigoDesde la Diócesis de Tui-Vigo, a través de la Vicaría de Pastoral y la delegación de Medios de Comunicación Social, te proponemos este itinerario de espiritualidad para rezar con el Evangelio de cada día desde la Cuaresma hasta Pentecostés.
Reflexión escrita por el sacerdote diocesano Ángel Carnicero.
Música © Mingos Lorenzo.
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¿Cuál es la ofrenda que más agrada a Dios, nuestro Padre? Siendo un poco gallegos podríamos responder a esta pregunta con otra: ¿Qué es lo que más agrada a nuestros padres? Pues ver a sus hijos compartiendo su vida, en una intensa, cordial y fraterna unidad. Pues exactamente lo mismo sucede con Dios.
En este tiempo de cuaresma, los cristianos hemos de estar atentos a una frecuente tentación: la pretensión de vivir de cara a Dios, dando la espalda a algunos hermanos. Esta actitud invalida nuestro culto. A veces corremos el riesgo de pretender revestir de devoción nuestra vida a base de actos piadosos, sin atender a las relaciones interpersonales. Dejamos la ofrenda en el Altar de Dios al mismo tiempo que abandonamos a los demás en las cunetas de la indiferencia, la crítica o el rechazo.
Ojalá nos atrevamos a dar un paso más en la dinámica de la reconciliación desde el heroísmo de lo cotidiano: tender la mano, ofrecer o acoger una disculpa, rehacer algún vínculo, mirar con misericordia o restablecer alguna relación perdida. Entonces nuestra Cuaresma será un auténtico camino de Vida Verdadera.