Desde la Diócesis de Tui-Vigo, a través de la Vicaría de Pastoral y la delegación de Medios de Comunicación Social, te proponemos este itinerario de espiritualidad para rezar con el Evangelio de cada día desde la Cuaresma hasta Pentecostés.

Reflexión escrita por el sacerdote diocesano Ángel Carnicero.

Música © Mingos Lorenzo.

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Jesús se irrita y se indigna, ¿por qué? El Templo había sido pensado por Dios como el espacio primordial para que todos se pudieran encontrar con Él, vivir la experiencia de la comunión con el Compasivo, con el Dios de la liberación y de la promesa. ¡Convertir la casa y el hogar en un mercado es inadmisible! ¡Pervertir las relaciones con Dios en un mercadeo, caracterizado por la acepción de personas y el interés mercantil, es una blasfemia!

Cristo se convierte en el Nuevo Templo: en su divina-humanidad se realiza la alianza definitiva entre Dios y el hombre. Una alianza marcada por la entrega del Hijo como expresión máxima del amor del Padre por la humanidad. Y, desde ese momento, la humanidad, lo humano, se convierte en el espacio del encuentro cotidiano entre Dios Padre y sus hijos. De aquí que sea fundamental desplegar estilos relacionales, modos de pensar y actitudes evangélicas que favorezcan poder descubrir su Presencia en las múltiples y diversas presencias cotidianas, que solo serán verdaderamente significativas cuando lleven el signo de Cristo, es decir, el signo de la Pascua, de un amor que se dona y se ofrece para dar vida.