
Sign up to save your podcasts
Or


Desde la Diócesis de Tui-Vigo, a través de la Vicaría de Pastoral y la delegación de Medios de Comunicación Social, te proponemos este itinerario de espiritualidad para rezar con el Evangelio de cada día desde la Cuaresma hasta Pentecostés.
Reflexión escrita por el sacerdote diocesano Ángel Carnicero.
Música © Mingos Lorenzo.
_______________
Resultan especialmente dolorosas las palabras de Jesús: «Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?». Toda la vida de Jesús fue un desplegamiento progresivo de la entrañable compasión del Padre: cada gesto, cada palabra, cada silencio, manifestaban la irrupción definitiva del Dios de la Alianza, en su infinita benevolencia. ¡Hoy se constata el drama del rechazo y de la incomprensión! ¡La exaltación del propio yo deriva en una actitud irracional y furibunda, incapaz de reconocer que el Rostro de Jesús es la revelación definitiva del Rostro del Padre!
Quizás hoy sea un buen momento para hacernos dos preguntas que han de tocar lo más profundo de nuestra existencia cristiana: ¿En qué signos de mi vida concreta soy capaz de reconocer la obra de Dios, aquí y ahora? ¿Qué realidades pretenden obstaculizar esta percepción, queriendo apagar aquellas luces para instalarme en la desconfianza y el escepticismo? Levantemos la cabeza, afinemos la mirada y agudicemos el oído, para reconocer la presencia del Salvador en nuestro día a día.
By Diocese Tui-VigoDesde la Diócesis de Tui-Vigo, a través de la Vicaría de Pastoral y la delegación de Medios de Comunicación Social, te proponemos este itinerario de espiritualidad para rezar con el Evangelio de cada día desde la Cuaresma hasta Pentecostés.
Reflexión escrita por el sacerdote diocesano Ángel Carnicero.
Música © Mingos Lorenzo.
_______________
Resultan especialmente dolorosas las palabras de Jesús: «Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?». Toda la vida de Jesús fue un desplegamiento progresivo de la entrañable compasión del Padre: cada gesto, cada palabra, cada silencio, manifestaban la irrupción definitiva del Dios de la Alianza, en su infinita benevolencia. ¡Hoy se constata el drama del rechazo y de la incomprensión! ¡La exaltación del propio yo deriva en una actitud irracional y furibunda, incapaz de reconocer que el Rostro de Jesús es la revelación definitiva del Rostro del Padre!
Quizás hoy sea un buen momento para hacernos dos preguntas que han de tocar lo más profundo de nuestra existencia cristiana: ¿En qué signos de mi vida concreta soy capaz de reconocer la obra de Dios, aquí y ahora? ¿Qué realidades pretenden obstaculizar esta percepción, queriendo apagar aquellas luces para instalarme en la desconfianza y el escepticismo? Levantemos la cabeza, afinemos la mirada y agudicemos el oído, para reconocer la presencia del Salvador en nuestro día a día.