Amy Goodman y Denis Moynihan
Una campaña de terror orquestada desde dentro de la Casa Blanca y perpetrada por agentes federales armados y enmascarados se está extendiendo por todo Estados Unidos. Los inmigrantes son el blanco principal de esta campaña, que también ha alcanzado a quienes se solidarizan con ellos y, cada vez con mayor frecuencia, a funcionarios públicos elegidos por el voto popular, todos miembros del Partido Demócrata. Esta represión a nivel estatal tiene un espejo sombrío e inquietante: la violencia perpetrada por ciudadanos armados que deciden tomar represalias por su propia cuenta. El fin de semana pasado, en el estado de Minesota, un hombre armado, disfrazado de policía y oculto detrás de una máscara de rostro humano mató a tiros a una destacada legisladora demócrata y a su esposo, y les disparó e hirió gravemente a otro legislador y a su esposa. Si bien se ha detenido a un sospechoso, la duda persiste: si un grupo de personas enmascaradas llama a tu puerta, ¿serán policías, agentes migratorios o posibles asesinos?
Vance Boelter —un predicador cristiano evangélico blanco, de 57 años y empleado de una funeraria— ha sido acusado de asesinar en la madrugada del sábado 14 de junio a la presidenta emérita de la Cámara de Representantes del estado de Minesota, Melissa Hortman, y a su esposo, Mark. Unos 90 minutos antes de concretar este asesinato, Boelter, que estaba vestido de policía, llegó a la residencia del senador estatal John Hoffman en un vehículo utilitario negro con apariencia similar a la de un patrullero, y llamó con violencia a la puerta de entrada. Según se presume, Boelter efectuó luego varios disparos contra Hoffman y su esposa, Yvette. También ha sido acusado de ir a buscar a sus casas esa noche a otras dos legisladoras estatales de Minesota.
Mientras se encontraba parado frente a la puerta de la residencia de la familia Hortman, Boelter fue interceptado por la policía local. El atacante se metió entonces en la casa, disparó su arma y luego escapó por la puerta trasera, dejando a la pareja sin vida. Boelter abandonó allí su vehículo, en el que la policía encontró un pequeño arsenal de armas y una libreta con una “lista de objetivos”, entre los que figuraban los nombres de al menos 45 funcionarios electos —todos demócratas—, así como proveedores de servicios de aborto y trabajadores sanitarios.
Estos asesinatos por motivos políticos tuvieron lugar unas horas antes de que millones de personas se movilizaran en todo Estados Unidos, incluidas las ciudades de Mineápolis y Saint Paul en Minesota, para participar de las protestas organizadas bajo el lema “Día sin Reyes”. Las manifestaciones se llevaron a cabo en respuesta al desfile militar que el presidente Donald Trump organizó en Washington D.C., en coincidencia con su cumpleaños número 79. Boelter llevaba folletos de la convocatoria “Día sin Reyes” en su automóvil, lo que sugiere que también podría haber tenido como objetivo las protestas. El domingo por la noche, tras la persecución de mayor envergadura en la historia de Minesota, Boelter fue finalmente capturado. Sin embargo, en un país con más de 300 millones de armas en circulación, y con un presidente avivando las llamas de la división, el riesgo de que ocurran hechos de violencia política es sumamente alto.
Mientras tanto, Trump continúa prometiendo llevar a cabo “la campaña de deportaciones masivas más grande de la historia de Estados Unidos”. El jefe adjunto de gabinete de la Casa Blanca, Stephen Miller —considerado el artífice de la agenda antiinmigrante de Trump—, ha exigido a los agentes federales que cumplan una cuota de 3000 detenciones diarias.
Para alcanzar ese objetivo, el Servicio de Inmigración y agentes del Departamento de Seguridad Nacional han estado realizando redadas en lugares de trabajo, hogares, restaurantes, mercados y cualquier sitio donde sospechen que se pueden encontrar grandes grupos de inmigrantes indocumentados. En las redadas, los agentes también han detenido a ciudadanos y residentes legales y les han negado a casi todos el derecho al debido proceso.
Varios funcionarios electos han cuestionado este accionar ilegal y, en algunos casos, también han sido arrestados. Uno de los casos más recientes es el del contralor de la ciudad de Nueva York, Brad Lander. Lander, que es también precandidato a alcalde de la ciudad en el marco de las primarias demócratas que se celebrarán la semana que viene, concurrió el martes a un edificio del Gobierno federal en Manhattan para acompañar a solicitantes de asilo que tenían audiencias en tribunales de inmigración. Cuando agentes del Servicio de Inmigración que aguardaban junto al ascensor a la salida del tribunal intentaron arrestar a un hombre, Lander pidió ver la orden judicial, tras lo cual lo detuvieron también a él de forma violenta.
Durante una entrevista que mantuvo a la mañana siguiente con Democracy Now!, Lander expresó:
“[La fiscal general de EE.UU.] Pam Bondi fue muy clara: están tratando de sembrar el caos en diversas ciudades. Dicen que es para liberar a las ciudades demócratas de sus funcionarios debidamente elegidos por el voto popular. Esto es parte de lo que hacen los regímenes autoritarios: infundir miedo en las familias y comunidades inmigrantes, y tratar de socavar el Estado de derecho y los principios democráticos mediante la incitación al conflicto. […] Nuestro desafío es encontrar una forma de defender el Estado de derecho, el debido proceso y los derechos de las personas, y hacerlo de una manera no violenta y persistente, defender esos principios, pero sin contribuir a que ellos escalen el conflicto”.
La semana pasada, en Los Ángeles, el senador demócrata por el estado de California Alex Padilla ingresó a una conferencia de prensa de la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem. Inmediatamente lo derribaron, lo esposaron y lo detuvieron. El martes, en el hemiciclo del Senado, Padilla relató lo ocurrido visiblemente conmocionado:
“Me tiraron a la fuerza contra el suelo, primero me hicieron arrodillar y luego me acostaron boca abajo. Me esposaron y me hicieron marchar por un pasillo. […] Si eso es lo que el Gobierno está dispuesto a hacerle a un senador del Congreso federal por tener la audacia de hacer simplemente una pregunta, imagínense lo que le harán a cualquier estadounidense que se atreva a expresar su opinión”.
El presidente Trump, Kristi Noem y Stephen Miller han demostrado, una y otra vez, que están dispuestos a hacer lo que sea para silenciar a sus críticos, lo que hace aún más necesario alzar la voz.
© 2025 Amy Goodman
Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, [email protected]
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.