El reinado de Tiberio fue bastante estable e inmovilista desde el punto de vista administrativo y económico. Como sucesor inmediato de Augusto, Tiberio no necesitó realizar grandes cambios en la estructura del estado romano, que ya había sido completamente remodelado por su padre adoptivo. Los cambios que hizo Augusto en materia de política monetaria fueron conservados en su mayoría por Tiberio. Tal fue el caso de trasladar la acuñación de oro y plata de Roma a cecas provinciales, siendo una de ellas la ceca de Lugdunum (Lyon, Francia), para así eludir el control y la supervisión senatorial.