En nuestra ultima entrada sobre el Calvinismo, vimos la posible desesperación que puede ocasionar en aquellos que no están convencidos de que son elegidos para salvación. Hoy veremos como la doctrina de la predestinación crea en algunos depresión, dado que proyecta, para los que no tienen esa confirmación en su mente y corazón, a un Dios caprichoso y sin misericordia que no se interesa por nadie y que trata a las personas como peones.
Podemos ver ejemplos literarios de esta depresión y conflicto que crea la predestinación, en las obras del siglo 19 por Scot James Hogg, The Private Memoirs and Confessions of a Justified Sinner (Las Memorias Privadas y Confesiones de un Pecador Justificado), donde la predestinación es representada como un hermano mata a otro hermano, pues ya estaba predestinado hacerlo. La otra obra del mismo siglo es la de Herman Melville, Moby Dick, que trata del mismo tema de la predestinación.
Esta situación surge del tema mencionado antes, si Dios ama a todo el mundo o solo a sus elegidos. Si la persona no se convence a si misma que es parte de los elegidos, caen en una terrible depresión, aun cuando en algunos casos, han hecho una confesión de fe para con Dios.
Richard Baxter (1615-1691)
El Calvinismo ha estado consciente de este problema, por lo tanto, autores Calvinistas han escrito sobre ello. William Perkins (1558-1602) escribió The Whole Treatise of the Cases of Conscience: Distinguished into Three Books (El Tratado Completo de los Casos de Consciencia: Distinguido en Tres Libros). Richard Baxter (1615-1691) publico también un libro, A Christian Directory (Un Directorio Cristiano), que es una colección enciclopédica de tratamientos de toda clase de enfermedades mentales y espirituales, que llevan a estas depresiones y dudas sobre su salvación. En el siglo 20, predicadores como Martin Lloyd-Jones predico una serie de sermones sobre la depresión titulada A Lifting up of the Downcast and Spiritual Depression: Its Causes and Cures (Un Levantamiento de los Cabizbajos y Depresión Espiritual: Sus Causas y sus Curas).
William Perkins (1558-1602)
Los Calvinistas han tratado con este problema de muchas maneras desde el principio del movimiento. El autor muy conocido, John Bunyan (1628-1688), en su biografía, Grace Abounding to the Chief of Sinners, (Gracia Abundante al Principal de los Pecadores), nos describe su larga lucha contra la depresión. Sus ansiedades comenzaron cuando comenzó a considerar seriamente el Cristianismo. Temía que no fuera uno de los elegidos. Temía que Dios ya no se preocuparía por el y lo dejaría a su vida de pecado. También temía que una persona como el, no podia orar a Dios.
A pesar de superar su depresión por un tiempo, de nuevo cayo en depresión porque creía que había cometido el pecado sin perdón mencionado en Mateo 12:24-32, que es la blasfemia contra el Espíritu Santo. Eventualmente, Bunyan supero esta depresión por medio de intensa y constante oración, y esto hace que su historia sea de mucho provecho para aquellas personas que están luchando con similares problemas.
John Bunyan (1628-1688)
Bunyan describe vívidamente su experiencia con la depresión, narrando como en las altas horas de la noche podia dormir, y que le tomo 2 años superarla. El nos narra de como se consideraba, un pecador empedernido, pero al mismo tiempo, continuaba meditando en todas las buenas cosas que había en algún tiempo leído y oído. Este ejemplo de Bunyan, ha servido para muchos.
Con todo esto, existe una paradoja que es casi irreconciliable. Dentro del Calvinismo, nadie puede venir a Dios aparte de ser elegido por Dios, y por el otro lado, el pecador debe de poner toda su confianza en Dios y depender de el, a pesar de no tener la seguridad de que es elegido. Ante este problema, Robert Lewis Dabney ha dado 4 pasos a seguir para que el ministro guíe al pecador:
* El ministro le debe de decir al no convertido que es la culpa de...