Nerón pasó a la historia como el emperador que provocó el incendio de Roma para llevar a cabo la reconstrucción de la ciudad según un nuevo proyecto urbanístico moderno y artístico. Los estudios históricos actuales consideran que, en realidad, Nerón no incendió Roma. Una vez incendiada la ciudad, aprovechó para reconstruirla a su gusto. Podemos considerar a Nerón como el emperador artista, amante de la cultura y de todas las artes. Pero ello no significa que no fuera a la vez un tirano cruel y déspota,
como era lo habitual en su tiempo, capaz de asesinar a su madre Agripina, a su hermanastro Británico, a su primera mujer Octavia y, de alguna manera, a su segunda mujer Popea. Se casó luego con un esclavo al que ordenó castrar y vestirse como la emperatriz recientemente fallecida.
La obra muestra cómo a lo largo de la historia cómo los pueblos cometen siempre el error de permitir la tiranía de locos sanguinarios por acción u omisión de los que están cerca del tirano.