Nuestras palabras construyen mundos y nuestro corazón las inspira. ¿Qué están diciendo las palabras sobre tu mundo interno? Reflexionemos con Carmita Reinoso.

Agradecer a Dios cuando las cosas salen bien es actitud, agradecer cuando las cosas van mal es caracter.

Cuando alguien te salva de tomar una mala decisión, o escuchaste algo que te ayudó a salir del hueco en el que te encontrabas tienes gratitud por muchísimo tiempo. Jesús nos salvó de un peligro irreversible y conocer esto trae gratitud eterna.

Si hoy podrías abrir tu corazón ¿qué palabras encontrarías? ¿Palabras de agradecimiento, quejas, dolor o alegría? Contar todos los días con Jesús hace que el discurso que llené tu corazón sea de agradecimiento a pesar de cualquier situación.

¿Te ha pasado que en los intercambios de regalos te dan algo que no querías? Un par de medias que parecen inútiles, pero en las noches de frío son lo mas confortable que encuentras. Estar agradecido no es una condición de lo que recibes sino de lo que aprendes con cada regalo y la forma en cómo tu corazón reacciona a él aunque sea algo que no querías.

Hay varios estudios que comprueban que las palabras de afirmación tienen la capacidad de movilizar nuestra mente y corazón. Desafiémonos juntos a hoy decir solamente palabras de gratitud por lo que llega y por lo que no.

Cuando parece que todo está en contra, nada sale como esperamos y los días no tienen sentido puede convertir en el lugar de crecimiento y gratitud más desafiante pero provechoso que podemos pedirle a Dios.

No hay día en el que no podamos ser agradecidos, en medio de las duras situaciones, Dios tiene una enseñanza que nos permite agradecer todos los días.

El agradecimiento produce mucha paz, tener un corazón agradecido trae beneficios físicos y mentales.

Agradecer es un desafío que cuando se hace parte de la vida cotidiana se vuelve en un hábito que trae confianza en Dios, fuerza para trabajar y esperanza en el bienestar. Reflexionemos con Carmita Reinoso.