Una manera de ver la Gloria de Dios en nuestros planes para el futuro, es siendo diligentes. La diligencia es el interés, esmero y eficacia con la que asumimos un trabajo o compromiso. El rey Salomón entendía sobre su importancia, por lo que dedicó muchos de sus proverbios a este hábito o actitud. Meditemos en algunos de ellos: