En la vida de todo cristiano siempre habrá pruebas. Probados como se prueba el oro, con fuego extremo.
Cuando eres llevado al desierto, al intenso calor o metido al horno de la prueba, no es para que mueras sino para moldear tu carácter, tal es el caso de Sadrac, Mesac y Abed Negó narrado en el libro de Daniel, Allí es donde tendrás que accionar tu fe, tomado del brazo fuerte de Dios, porque toda prueba tiene un propósito, trabajar el carácter y la vida misma.