Bienvenidas y bienvenidos a Acercándonos a Escuchar, un espacio donde la música se convierte en un puente que une culturas, épocas y emociones.
Aquí, cada episodio es una invitación a detenernos y descubrir cómo los sonidos moldean nuestra percepción y transforman nuestra manera de habitar el mundo.
Este podcast es una iniciativa de la Casa de las Artes, parte de la Dirección de Vinculación con el Medio de la Universidad Austral de Chile, sede Puerto Montt.
Creemos que cada nota, cada ritmo, nos guía hacia algo más grande: un reflejo de nuestra humanidad compartida, y de las historias que nos conectan.
Hoy celebramos un instrumento que, con su singular voz, ha acompañado celebraciones, momentos de nostalgias y resistencia a lo largo del tiempo: el acordeón.
Desde 2009, cada 6 de mayo se celebra el Día Mundial del Acordeón, una fecha que nació en Glasgow, Escocia, durante la 120º Asamblea General de la Confederación Internacional de Acordeonistas. Fue elegida en honor al día en que, en 1829, Cyrill Demian —un fabricante de órganos y pianos nacido en Armenia y radicado en Viena— patentó el primer acordeón.
Este instrumento, compuesto por un fuelle, botones y teclas en dos cajas armónicas de madera, produce su sonido al abrirse o cerrarse mientras se presionan las teclas. Aunque su aprendizaje no es sencillo, su expresividad lo ha hecho popular en múltiples culturas.
Curiosamente, el acordeón tuvo su origen en la armónica y fue apodado “el piano del pobre”, por su tamaño compacto y su cercanía con músicos populares. De hecho, en sus inicios medía apenas 22 por 9 por 6 centímetros y contaba con cinco teclas que producían acordes completos. Hoy, su variedad es enorme: puede tener desde 8 hasta 185 teclas en el lado de los bajos, y entre 22 y 45 en el de los agudos.
Como antecedente remoto, se cuenta que Leonardo da Vinci diseñó un “órgano de papel”, cuya idea se asemeja a la del acordeón moderno.
Para cerrar este homenaje, los invitamos a escuchar una obra que tal vez no imaginaban interpretada en este instrumento: el tercer movimiento del Verano, de Las Cuatro Estaciones de Antonio Vivaldi, en versión del acordeonista Alexandr Hrustevich.
Gracias por acompañarnos en este viaje musical. Nos reencontramos en el próximo episodio de Acercándonos a Escuchar.
Hasta entonces, no lo olviden: en cada nota hay una historia, y en cada silencio, una oportunidad para descubrir algo nuevo.