Cambiar de ciudad, país o cruzar medio mundo para perseguir sueños, da miedo. Al principio, mientras planeas tu viaje, todo es alegría, emoción, positividad… Cuando va quedando menos para que te cambie la vida te entran las dudas: ¿Y si no me gusta la ciudad? ¿Y si no me adapto a la cultura? ¿Y si no conozco a nadie? ¿Y si me siento solo?