O Dios está loco o bien es el ego el que lo está. Si examinas imparcialmente las pruebas que ambas partes presentan, te darás cuenta de que eso tiene que ser . Ni Dios ni el ego proponen un sistema de pensamiento parcial. Ambos sistemas son internamente coherentes, aunque diametralmente opuestos en todo, de tal modo que una lealtad parcial es imposible. Recuerda también que sus resultados son tan diferentes como sus cimientos, y que sus naturalezas fundamentalmente irreconciliables no pueden ser reconciliadas alternando entre ellos. Nada que esté vivo es huérfano, pues la vida es creación.