El dolor que podamos enfrentar, humanamente es comprendido, y también lo podemos negociar; toda queja, todo reclamo, puede ser entendido por nosotros, pero cuidado cuando estos reclamos van hacia Dios, le ofendemos, porque cuando nos quejamos, no sabemos que lo que esta pasando es por amor, que nuestro Rey Soberano lo esta permitiendo.
Esta pregunta de Job, trae consigo la bendición de poder estar delante Dios y esperar solo en el.