Tras liderar el Proyecto Manhattan y supervisar la creación de las primeras bombas atómicas utilizadas en Hiroshima y Nagasaki, Oppenheimer se convirtió en una figura influyente en la política científica de Estados Unidos. Sin embargo, su postura crítica frente al desarrollo de armas nucleares más potentes, especialmente la bomba de hidrógeno, lo enfrentó con otros científicos y autoridades gubernamentales.