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Regalos preciosos
El don de oír es un don precioso.
Pero es solo con el corazón que podemos escuchar correctamente.
El llanto de una persona necesitada puede llegar a nuestros oídos, pero a menos que llegue a nuestro corazón no sentiremos el dolor de la persona y es poco probable que respondamos.
Y el don de la palabra es un don precioso.
Pero nuevamente, es sólo con el corazón que podemos hablar correctamente.
Para que nuestras palabras suenen verdaderas, deben venir del corazón.
Si vienen solo de los labios, tendrán un sonido hueco y tendrán poco efecto.
Serán como un viento que agita la superficie del agua, pero deja intactas las profundidades.
Pero las palabras que vienen del corazón, entran en el corazón.
Regalos preciosos
El don de oír es un don precioso.
Pero es solo con el corazón que podemos escuchar correctamente.
El llanto de una persona necesitada puede llegar a nuestros oídos, pero a menos que llegue a nuestro corazón no sentiremos el dolor de la persona y es poco probable que respondamos.
Y el don de la palabra es un don precioso.
Pero nuevamente, es sólo con el corazón que podemos hablar correctamente.
Para que nuestras palabras suenen verdaderas, deben venir del corazón.
Si vienen solo de los labios, tendrán un sonido hueco y tendrán poco efecto.
Serán como un viento que agita la superficie del agua, pero deja intactas las profundidades.
Pero las palabras que vienen del corazón, entran en el corazón.