En este Domingo VII de Pascua celebramos LA Solemnidad  DE LA  ASCENSIÓN DEL SEÑOR. Esta es la última aparición del Resucitado a sus discípulos. Quien después de darles instrucciones por medio del Espíritu Santo. Jesus fue elevado al cielo  y está a la derecha del Padre y quien continuará animando a la Iglesia y a los discípulos en la misión encomendada. Y con este Domingo VII de Pascua. Domingo de la Ascensión de Jesús al Cielo, se cierra el tiempo de la Pascua Cristiana y los personajes de la Resurrección ya no son ni las mujeres, ni Tomas ni Magdalena, ni Pedro, ni Juan. Hoy somos nosotros, los felices porque creemos sin haber visto  y nos encontramos formando el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, por lo tanto cada uno de nosotros tenemos algo de Cristo, elegidos para la maravillosa tarea de anunciar el mensaje de Jesus, por lo tanto más necesitados de espíritu de oración que ilumine nuestra mente, nuestra voluntad y nuestro corazón para anunciar dignamente la tarea encomendada después del entrañable gesto de Jesus, de bendecir a sus apóstoles y elevarse al cielo. Desde donde hoy nos mira, nos escucha, nos guía y nos acompaña como prometió hacerlo siempre.