Celebramos el Domingo XVI Ordinario del Ciclo A, y el Evangelio de S. Mateo nos trae hoy la parábola del Trigo y la Cizaña. Que maravilla saber que una sola persona buena vale tanto para Dios y lo comprobamos con el NO rotundo a que arranquen la cizaña, y lo hace por el temor de que al tratar de arrancar la cizaña o quitar a los malos, se corre el peligro  de que alguno bueno caiga ahi y eso no lo quiere Dios, porque Él ama infinitamente a cada uno de nosotros como si fuera lo único que existiera en la creación para El. Entonces nuestra tarea  no es tratar de arrancar la cizaña del mundo, que lo haríamos con mucho gusto, sino arrancarla de nuestro corazón. Porque si hacemos esta tarea cada uno de nosotros, seguramente el mundo cambiaría. Propongámonos a sembrar con paciencia y amor el trigo de las buenas obras. Sabemos que Dios no quiere la muerte del pecador sino que se convierta, se arrepienta  y viva. Todos contamos con la gracia y la asistencia del Espíritu Santo para realizarnos y lleguemos a la madurez plena en Cristo. A la que todos estamos llamados por vocación.  Feliz Semana.