La Liturgia de este Domingo 30 -XXX Ordinario, nos presenta la parábola del publicano y el fariseo, con esta parábola Jesús en el Evangelio de Lucas nos dice que no basta orar externamente sino que es necesario que brote de lo profundo del corazón, de la realidad de nuestra vida diaria pero sobre todo la oración exige sinceridad y delicadeza interior y por eso nos propone hoy la parábola del fariseo y el publicano, mostrándonos que la equivocación del fariseo está en la ilusión de querer llegar a Dios colocandose el mismo a la altura de sus méritos que lo hacen prepotente y orgulloso, él desconoce por completo las características de la  Oración para que sea escuchada: la humildad, la pobreza de espíritu no de dinero. El publicano ciertamente no pertenece a la categoría de los pobres económicamente hablando. Sinembargo su oración de arrepentimiento sincero lo hace con un corazón de pobre que lo lleva a repetir con humildad: " Señor yo no soy digno...." Con esta bella lección de cómo debe ser nuestra Oración para que sea escuchada. con humildad, confianza y perseverancia,  Les deseo una feliz semana.

Bendiciones,

Hna. Maria Ruth 

Radio Paulinas Boston