San Pablo en la Liturgia de este Domingo 33, Ordinario, nos recuerda algo muy importante y es el valor del trabajo. Alguien dice: que la vida es trabajo porque realmente la mayoría dedica la mayor parte del día o de la noche al trabajo, pero también el trabajo es vida, es alegría, empezando porque el trabajo bien cumplido produce esa tranquilidad de conciencia que hace a una persona feliz. Dichoso el que tenga su trabajo y lo realiza con alegría, ilusión y amor. Aunque no podemos negar que el trabajo por agradable que sea produce cansancio y el ser humano es frágil y claro que se cansa. Pero también es consolador sentir que al final de la jornada aunque cansados físicamente el alma goza y descansa serena porque ha pasado una jornada no en vano sino ganada con el propio esfuerzo que proporciona el sustento para sí mismo y para la familia. Trabajar es un deber digno y honroso que hace una vida valiosa no sólo ante los ojos de los demás sino sobre todo valiosa ante los ojos de Dios. Aunque algunos no lo reconozcan ni lo valoren. Lo importante es haberlo realizado para el bien de nuestros hermanos y sobre todo para la Gloria de Dios. Y sobre todo cualquiera sea nuestro trabajo estamos colaborando a la maravillosa obra creadora de Dios. Feliz Semana y agradecidos con Dios por tener un trabajo. Dios les bendiga,
Hna. Maria Ruth
Radio Paulinas Boston