En esta reflexión del Evangelio de Juan 19, 25-34, descubrimos que los dones y promesas del Espíritu Santo no son exclusivos para unos cuantos: ¡son para todos los creyentes!

Jesús confió a los apóstoles unos dones especiales —como perdonar pecados o consagrar la Eucaristía—, pero el Espíritu Santo actúa de muchas otras formas en quienes creen en Él, el reto está en descubrir esos dones para ponerlos en práctica en bien de la Iglesia y de los hijos del Señor.

En esta reflexión descubrirás cómo el Espíritu Santo transforma tu vida desde dentro, renovando tu corazón y mente, guiándote en el discernimiento espiritual, y dándote dones y carismas para servir.

Además descubre cómo el Espíritu te da frutos visibles como el amor, la paz y la paciencia; te da fuerza para testimoniar tu fe con valentía, te ayuda a orar cuando no sabes cómo hacerlo y une a toda la Iglesia en un solo cuerpo.