En las últimas décadas, la forma en que las personas ven la comida ha cambiado significativamente. En lugar de seguir dietas de moda que promueven la pérdida de peso rápida, cada vez más personas están interesadas en comer para nutrir ciertos órganos del cuerpo. La ciencia y la tecnología están ayudando a los investigadores a comprender cómo los alimentos afectan específicamente a los órganos individuales, incluido el cerebro, que sigue siendo un órgano del que se sabe relativamente poco.