Al contrario que la romana, durante el siglo III la moneda sasánida mantuvo la metrología de sus antecesores partos con dracmas de aproximadamente cuatro gramos de peso y 900 milésimas de fino. Sin embargo en lo referente al diseño se presentan grandes cambios. En concreto la sustitución del arquero sentado por un altar con llamas y la del alfabeto griego por la escritura pahlavi.