Los especialistas que vieron el filme en su estreno destacaron que la película aunque es muy densa, es hermosa y es un festín visual para los amantes del cine. De hecho, algunos críticos mencionaron que la cinta de Coppola era una carta de amor al cine y era cinematografía pura. De esta manera, si bien para algunos, el filme fue muy ridículo, para otros fue un material que vale totalmente la pena.

Asimismo, los críticos enfatizaron en el hecho de que la película es muy pomposa y extravagante, pero en el mejor sentido, haciendo que sea una de las mejores adaptaciones de la novela de Stoker. Por otra parte, los expertos reconocieron que el cineasta salvó al personaje de Drácula, pues durante años había sido ridiculizado y con su versión, el Conde volvió a tener la presencia e importancia de la novela original.

Finalmente, si bien no todos los críticos estuvieron de acuerdo en la calidad de Drácula, de Bram Stoker, sí reconocieron los aspectos visuales del filme, así como la capacidad de Coppola de llevar a la pantalla la historia original. De igual manera, para todos, el componente emotivo fue lo más valioso de la película y fue lo que la salvó de verse totalmente abrumada por sus exageraciones.