Nuestros esfuerzos por seguir a Jesucristo y guardar Sus mandamientos son necesarios pero insuficientes para hacernos merecedores de la salvación. Esta es posible únicamente mediante los méritos, la misericordia y la gracia de Jesucristo. La doctrina de Cristo nos ayuda a comprender que mediante Su gracia podemos aprender el Evangelio, recibir ordenanzas y seguir adelante en el camino que conduce a la vida eterna.