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Nada podemos hacer por nuestros esfuerzos, pero Dios nos rescato y nos santifico por la muerte y la resurrección de Jesus. 1 Pedro 1:21 nos dice, Y mediante el cual crees en Dios, quien le resucito de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.
Si por la muerte de Cristo fuimos rescatados de nuestra vana manera de vivir, por su resurrección hemos alcanzado la victoria sobre el pecado. por el poder de su muerte somos salvos, pero por la gracia de su resurrección somos justificados y santificados. Tanto nuestra redención como nuestra santificación son obras realizadas por el poder de Dios, no por esfuerzos humanos. Así como la salvación no se logra por méritos y sacrificios humanos, la santificación tampoco se logra con solo abandonar los vicios y las costumbres pecaminosas. El elemento esencial de la gracia purificadora es "la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación" (1:19) y el agente que purifica nuestra mente y nuestra vida es el Espíritu Santo (1:22)
By Resplandor de GloriaNada podemos hacer por nuestros esfuerzos, pero Dios nos rescato y nos santifico por la muerte y la resurrección de Jesus. 1 Pedro 1:21 nos dice, Y mediante el cual crees en Dios, quien le resucito de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.
Si por la muerte de Cristo fuimos rescatados de nuestra vana manera de vivir, por su resurrección hemos alcanzado la victoria sobre el pecado. por el poder de su muerte somos salvos, pero por la gracia de su resurrección somos justificados y santificados. Tanto nuestra redención como nuestra santificación son obras realizadas por el poder de Dios, no por esfuerzos humanos. Así como la salvación no se logra por méritos y sacrificios humanos, la santificación tampoco se logra con solo abandonar los vicios y las costumbres pecaminosas. El elemento esencial de la gracia purificadora es "la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación" (1:19) y el agente que purifica nuestra mente y nuestra vida es el Espíritu Santo (1:22)