Vivir en un mundo nuevo y por la eternidad es el anhelo de toda criatura. Apocalipsis 22:5 nos dice;  No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglos.

Para los creyentes el tema de la eternidad pare ce ser común sin embargo, muchas veces la perspectiva se pierde en las intrincadas situaciones del análisis exegético. Muchos mantienen una forma de vida cristiana sin preocuparse por la eternidad, porque para ellos carece de incentivo. Por cuanto la vida eterna es una vida no solo bella sino santa, es imperativo que los que anhelamos llegar a ella comencemos desde ya a vivir en santidad. Otra vez tenemos que afirmar que no es cuestión de practicas exteriores solamente o tradiciones con las que tenemos que romper, se trata de algo más profundo, de una vivencia constante en comunión con Dios y los unos con los otros. Creemos que un avivamiento poderoso antecederá al establecimiento del reino de Dios sobre la tierra, y para eso es indispensable que las condiciones establecidas por la Palabra de Dios sean observadas por todos nosotros (2 Pedro 3:9-13).