Pero es importante que tal esperanza sea puesta de nuevo en lo que verdaderamente puede ayudar a vivir y a dar sentido a nuestra existencia.
Es por esto que la Sagrada Escritura nos pone en guardia contra las falsas esperanzas que el mundo nos presenta, desenmascarando su inutilidad y mostrando la insensatez.
Y lo hace de varias formas, pero sobre todo denunciando la falsedad de los ídolos en los que el hombre está continuamente tentado de poner su confianza, haciéndoles el objeto de su esperanza.