Esta semana te cuento una de esas ideas que parecen una tontería… hasta que entiendes por qué es brillante.
Una web donde dibujas un pez, una IA decide si “parece un pez”, y si lo aprueba, lo suelta en una pecera virtual con los de otros usuarios.
Sí, suena absurdo. Pero funciona.
Y funciona porque mezcla tres cosas muy potentes: curiosidad, dopamina y una pizca de vanidad.
Lo interesante no es el pez, es el mecanismo.
Esa sensación de “quiero probar otra vez”.
Ese bucle que hace que juguemos, creemos y al final acabemos moldeando nuestra creatividad para gustarle a una máquina.
En este episodio te cuento por qué Draw a Fish es mucho más que un experimento simpático:
Es una lección sobre el ingenio, la viralidad y cómo la IA empieza a definir qué consideramos “creativo”.
https://drawafish.com/
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