En el principio era el Verbo, y ese Verbo se hizo carne: Jesús, la luz verdadera que vino a traer vida.
Con sus palabras y señales reveló al Padre, mostrando amor, gracia y verdad.
Él es el pan de vida, el agua viva, el Buen Pastor que da su vida por las ovejas.
En la cruz consumó la obra de redención y, al resucitar, venció a la muerte.