De ser uno de los países más pacíficos del continente, pasó a ser un territorio en disputa de las bandas criminales. Los asesinatos se cuadruplicaron en solo seis años. Un alcalde asesinado, una masacre carcelaria y multiples balaceras en las calles de ciudades como Guayaquil, todo en un mismo mes, mostraron que la escalada de violencia está lejos de frenar.