Es imperativo educar a los niños en la empatía, la bondad y la amabilidad, y el cuidado de un animal puede ayudar a que el niño crezca en el amor y respeto a los animales, a la naturaleza y por supuesto a las personas. La capacidad de hacerse cargo, de ser una persona responsable, capaz de recibir y dar amor son valores cuya práctica beneficia a todos los seres vivos.