De una manera sencilla y natural, Ana Brenda habla de cómo, a muy temprana edad, le llegó su llamado, teniendo claro que el escenario era su pasión. Sabiendo mezclar su vocación y talento para lograr ser una artista multifacética, entendió que en la vida de una figura pública debe también existir el compromiso y la empatía. Una mujer orgullosa de sus raíces, cercana y auténtica que derrocha una belleza, no solamente exterior, sino principalmente interior. Disfruta de esta historia donde el trabajo, la responsabilidad y la congruencia están muy presentes.
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