De todos los viajes por los confines de la realidad
virtual y aumentada, el que mejor maneja el joystick de las canciones de una
nueva generación de artistas tan cerca de las cavilaciones de las músicas
negras como de los árboles de enlaces con otros géneros es EJ Marais. El
británico radicado en Barcelona se ha convertido en una suerte de relator entre
el bedroom pop, el lounge más sexy, el r&b de acceso neo-indie y la
sensualidad de las cosas.
Así llevaba demostrándolo con unos singles previos que
servían no solo para que Rosalía agregue alguno de ellos a sus playlist
domésticas, sino también para ir inflando un globo que ahora pilla vuelo en
“Cuts”, un debut que publica el sello catalán La Castanya y que condensa
varias de las tendencias que marcaron la sonoridad del pop estatal de la última
década (el pop baleárico, la indietrónica, el bedroom r&b) y de tendencias
por venir (responder a esta pregunta: “después del trap, ¿qué?”).
En su debut, producido a pachas junto a Ekhi Lopetegi
(otrora ex líder de Delorean) y con colaboraciones de ilustres del circuito
como Brian Hernández (socio de El Guincho) o Elsa de Alfonso (lideresa de su
propio proyecto y figura de culto en el pop barcelonés), EJ Marais nos lleva
de viaje por texturas que recuerdan a los mejores Radiohead
(“Discotheque”), la BSO de una peli porno imaginaria (“Glamour Professional”),
el primer Daniel Caesar (“Better”), un pop follador que lo hermana con Blanco
Palamera (“Smthng About That Style”), un viaje cósmico a tientas entre Ariel
Pink y el sonido de los mellow beats de Los Ángeles (“Love.mp3”), un autoenredo
en una maraña de autotunes boniverianos (“Cardholder”), una balada para hacer
petting que lo hermana con Sen Senra (“Sailor’s Song”) o un after-jazz para
mentes de la Generación Z (“Bedroom RnB”).
Ya solo le falta cantar en castellano para encontrar
una identidad que lo distancia de los omnipresentes referentes anglos. Poco a poco.
Alan Queipo