Hay dos experiencias con el Espíritu Santo. La primera es cuando nacemos de nuevo, es el día que escuchamos el mensaje del evangelio y recibimos a Jesús como nuestro Señor y Salvador, y Dios el Padre, Dios el hijo y Dios el Espíritu Santo, vinieron a vivir en nuestro corazón y fuimos hechos Templo del Espíritu Santo.

La segunda es el bautismo en el Espíritu Santo: Somos sumergidos, y se cumple la promesa de Dios y recibimos el poder para ser testigos. Jesús antes de ascender al cielo, después de morir y resucitar les dijo a sus discípulos: Mientras estaban juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que les dijo: “Esperen la promesa del Padre”, la cual ustedes oyeron de mí.” Como saben, Juan bautizó con agua, pero dentro de algunos días ustedes serán “Bautizados con el Espíritu Santo. Hechos 1:4-5

La Promesa del Espíritu Santo es una Promesa del Padre (El Padre puede y cumple). Es un Bautismo (llenura interna, con manifestación externa). Y el que bautiza es el Espíritu Santo. (Evento sobrenatural)