Levítico 8:14-36. Dios no llama apresuradamente. Antes de usarnos, Él nos purifica con la sangre de Cristo, nos aparta para Su servicio, nos llena con lo necesario para obedecerle, y nos forma con paciencia.
Levítico 8:14-36. Dios no llama apresuradamente. Antes de usarnos, Él nos purifica con la sangre de Cristo, nos aparta para Su servicio, nos llena con lo necesario para obedecerle, y nos forma con paciencia.