A veces la Palabra entra… pero no llega al corazón.
No porque sea débil, sino porque estamos cansados, heridos, distraídos.
Este domingo, Dios nos habló con una ternura que confronta y sana:
“Cuidado cómo oyes… porque quiero que escuches Mi voz, no solo Mi sonido.”
En este episodio caminamos por esas verdades que abrazan el alma:
Cuando la predicación se vuelve un susurro de gracia.
Cuando la fe débil busca raíces más profundas.
Cuando Jesús transforma corazones endurecidos en tierra buena.
Si últimamente te cuesta concentrarte, si tu corazón se siente rocoso, si el ruido te está apagando…este episodio es para ti.
Escúchalo, deja que Cristo ablande tu alma y vuelve a escuchar como un hijo amado.
Comparte este episodio con alguien que hoy necesita consuelo y un recordatorio de que Dios todavía habla