La adoración es posible porque hemos sido bendecidos por Cristo. Su bendición no es superficial, es el acceso a la gloria.

Levítico 8:14-36. Dios no llama apresuradamente. Antes de usarnos, Él nos purifica con la sangre de Cristo, nos aparta para Su servicio, nos llena con lo necesario para obedecerle, y nos forma con paciencia.

Levítico 8:1-13. Dios consagra a su pueblo por medio de Cristo como sacerdocio santo, llamado, limpiado, vestido, ungido y sostenido para su gloria y misión.

Acompáñanos mientras exploramos Lucas 6:1-11 y descubrimos cómo la misericordia de Cristo triunfa sobre el legalismo, ofreciéndonos un camino hacia el verdadero descanso que solo Él puede dar.

En Lucas 5:33-39, Jesús revela que la llegada del Esposo inaugura una nueva realidad espiritual que transforma nuestra manera de vivir.

Descubre en esta enseñanza cómo tu vocación y trabajo diario pueden ser mucho más. Exploramos cómo glorificar a Dios en nuestra labor, entendiendo el trabajo como una bendición, un acto de adoración y un llamado divino. Basado en Génesis 2:15, aprende a ver tu trabajo como un campo sagrado donde reflejas el carácter de Dios y sirves a tu prójimo.

Levítico 6:8 - 7:38. En un mundo donde cada quien adora "a su manera", esta enseñanza te desafiará a profundizar en lo que Dios realmente pide. Aprende los principios bíblicos clave para una adoración que realmente honra a Dios: obediencia, sinceridad (¡honra!) y fe. Además, explora cómo Jesucristo cumplió perfectamente estos requisitos por nosotros.

Lucas 5: 27 - 32.

Pastor Andrés Espinoza.

Vamos a considerar tres ministerios continuos de Cristo que siguen siendo vitales para su iglesia:

1. Cristo nos mira con compasión soberana (v. 27). 2. Cristo nos llama eficazmente al arrepentimiento para vida (vv. 27b–28). 3. Cristo nos restaura a una comunión viva bajo su gracia redentora (vv. 29–32).

Lucas 5:17-26. Frente a la parálisis física y espiritual del ser humano, Jesús se revela como el Hijo del Hombre glorioso que tiene poder para restaurar vidas por completo. No basta con estar cerca de Jesús o con tener buena doctrina: necesitamos una fe viva, humilde y viva que se entrega completamente a Él.

Lucas 5:12-16. En este conmovedor encuentro con un leproso, Jesús no se aleja ni se protege. En cambio, extiende su mano santa y toca al impuro, transformando su vergüenza en alabanza, su aislamiento en comunión, y su ruina en testimonio vivo.