En su carta a Tito, el apóstol Pablo no solo instruye sobre la sana doctrina, sino también sobre la manera en que esa doctrina debe modelar la vida diaria de los creyentes. Pablo es claro: la fe genuina siempre se traduce en un carácter visible, y dentro de la comunidad de fe, las mujeres tienen un papel fundamental.
En estos versículos, se nos revela que el carácter cristiano no es solo un ideal a contemplar, sino una acción diaria que moldea generaciones. Hoy veremos cómo ese llamado se vive primero en las mujeres mayores y luego se extiende hacia las más jóvenes.
Hoy estudiaremos dos puntos:
1. ¿Cómo enseñar a las ancianas?
2. ¿Cómo enseñar a las mujeres jóvenes?