Personas malas existen en todos los ámbitos de la vida, y no son pocas las que se ocultan en un disfraz de moralidad o buena voluntad, desde jueces, policías, maestros, etc., y los siervos de Dios no se salvan de tener entre sus filas personas sin escrúpulos que se aprovechan de su posición para obtener beneficios personales a costa de los demás.