Este sábado, la economista Aideé Tassinari nos delineó todo el proceso de desposesión vivido en México para favorecer a la minería, proceso que llama un nuevo latifundismo como modelo de acumulación de capital que retomó elementos de siglos pasados.
Aideé nos relató cómo se dio la entrega de concesiones a grandes monopolios que controlan el mercado de los minerales, gracias al despojo y entrega de territorio a a tres magnates mexicanos, principalmente: Bailléres, Larrea y Slim. Mientras que, la población de los territorios fue forzada a irse, tanto por persecuciones como por las repercusiones ambientales de la llegada de las minas.
Las industrias de esas familias han estado vinculadas a los organismos gubernamentales desde hace décadas, lo que ha facilitado la concentración de concesiones, el daño ambiental sin represalias, y la diversificación y crecimiento de sus conglomerados empresariales como parte de la reprimarización de la economía mexicana dirigida a los mercados internacionales.
Así, se configura el clúster minero entre los poderes gubernamentales y las empresas, estructura que provoca que la lucha de todas las resistencias al despojo de territorios siempre sea injusta: el clúster minero cercena al gobierno a su favor.
No obstante, las mineras cada vez tienen más complicado legitimarse. Hay esperanza.