Este relato novelado sumerge al lector en la atmósfera densa y claustrofóbica del edificio Virgen de la Victoria, en Melilla. La narración transforma un suceso real en una crónica de terror psicológico. El calor, los olores y las rencillas vecinales construyen un telón de fondo opresivo para la tragedia: el lento envenenamiento por talio que culmina con la muerte de la pequeña Laura. Más que un simple recuento de hechos, el texto explora la soledad, la paranoia y el juicio social. Es una pieza oscura y absorbente que captura el miedo colectivo y la implacable frialdad del veneno.