"Los que mandan no irán a la guerra"  desnuda el frenesí armamentístico de Europa y su temor exagerado hacia Rusia. Con un tono incisivo, desmonta la narrativa de una amenaza inminente, señalando cómo intereses económicos y políticos alimentan esta carrera belica. Destaca la hipocresía de los lideres, quienes promueven la guerra pero nunca la enfrentarán, y critica la distracción de recursos frente a crisis reales como el cambio climático. Extenso y bien argumentado, el texto invita a reflexionar sobre las verdaderas prioridades de un continente atrapado en una paranoia inducida