En la madrugada del 25 de diciembre de 1776, George Washington llevó a cabo una de las maniobras más audaces de la Guerra de Independencia de Estados Unidos: el cruce del río Delaware. Bajo una tormenta de nieve y hielo, las tropas continentales sorprendieron a los mercenarios hessianos en Trenton, logrando una victoria crucial. Este golpe revitalizó la causa revolucionaria, devolvió la moral a un ejército exhausto y cambió el rumbo del conflicto. Un recordatorio de cómo la determinación y el liderazgo pueden transformar lo imposible en decisivo.