En un pequeño pueblo rodeado de bosques y montañas, se encontraba una antigua mansión conocida por todos como "La Casa de los Ecos". Nadie sabía quién la había construido ni por qué, pero había rumores extraños sobre ella. Se decía que en las noches de luna llena, las ventanas se iluminaban sin explicación, y los susurros podían oírse a kilómetros de distancia, como si la casa misma hablara.